Artista Plástico

martes, 6 de septiembre de 2011

Expo. gráfica digital "QUIRÓPHANO"

domingo 28 de agosto de 2011

Quiróphano de Aníbal Angulo



LOS PREOPERATORIOS

No es sólo el cambio de planos, es un viaje del frente al fondo en el espacio; es también entre tiempos, siglos y visiones. Estudios anatómicos bajo luz fluorescente, escalpelos de carboncillo y pigmentos intravenosos; intervenciones de los ejes cartesianos en viajes relativos del tiempo.

Angulo nos sorprende con un giro inesperado en su temática y técnica; aunque la sorpresa no es nueva en él, tampoco el trabajo madurado, un concepto elaborado sin prisas nacido de los estímulos inmediatos y su contemporaneidad. Nos tenía acostumbrados a los cuerpos capeados de arena, a los paisajes rocosos y las ballenas talladas de zinc y ácido; improntas naturales del entorno al que ninguno escapa, todos encuentran, pero no cualquiera interpreta.

Una de las maravillas al adentrarse en el trabajo actual de un artista de larga trayectoria, es que se sienten los años: las imágenes se sostienen sobre décadas de investigación visual, de experimentación, de aprendizaje continuo; los cuerpos en la anatomía interna, médicos fascinados por el funcionamiento de sus órganos y el artista extasiado en las formas y estímulos que delinean.

LA INTERVENCIÓN



El nacimiento de esta colección es por encargo, un encargo abierto a consideración del artista pero con un estímulo más o menos definido. Parte de una conmemoración especial del hospital más antiguo de Baja California Sur, México.

El anatomista y el artista pueden ser uno sólo, bien conocido es el quehacer de Leonardo Da Vinci, y que es la referencia más directa y explícita de la conjugación de ciencia y arte (así bien lo menciona Leonardo Varela en su presentación de la exposición). Este trabajo, Quiróphano, de Aníbal Angulo, trasciende ciertos límites y nos induce a la reflexión de la fuente y origen de los oficios del científico y el artista visual. Aníbal no es un médico, pero aborda el tema insertándose en una perspectiva interior, se incluye, y construye también, las ligas atemporales con tradiciones pictóricas donde el artista se asoma en el encuadre y se transforma en el observador que es observado. Aquellas piezas en las que incluso se caricaturiza como el ojo fisgón que aparece sobre el hombro del cirujano, agregan también el humor ácido del artista que no siempre está de manifiesto en su trabajo.

La personalidad auténticamente científica o creadora es aquella que no se circunscribe a los límites de ninguna especialización. Los artistas y los investigadores universales no separan su vida de su obra: viven y obran, viven e investigan, viven y producen. Y, aunque ellos mismos son incapaces de explicar cómo descubren o inventan, descubren o inventan debido a que construyen sin detenerse a pensar en ese cómo: no es su interés explicar la creación, la invención y el descubrimiento, sino crear, inventar y descubrir. (Fernando Zamora Águila. Imagen y Razón: los caminos de la creación artística)

¿Cuánto se habrá detenido Angulo a pensar sobre la relación entre la ciencia médica y las artes visuales? Al principio poco, seguramente. Cuando tiene las imágenes y se dispone a encontrarles salida, a vestirlas o desnudarlas para su presentación en sociedad, entonces es cuando ese bagaje, todo ese equipaje enciclopédico aparece y relaciona sus imágenes frescas con las de aquellos maestros que formaron los principios de la composición, la luz y los elementos en una imagen; esas imágenes, esos maestros, ya estaban en la mente de nuestro artista contemporáneo y quedaron intrínsecamente incluidas bajo una influencia inevitable en esas visiones bizarras del quirófano.

EL DIAGNÓSTICO



“La lección de anatomía del doctor Tulp” de 1632, fue el primer encargo oficial que recibió Rembrandt y que lo impulsó como el pintor más importante del momento en Amsterdam. Una imagen que es en sí misma una lección de composición, manejo de la luz y especialmente de El Retrato como tema, viaja por la mente de todos aquellos artistas visuales con formación. Precisamente el gremio médico hace este encargo a Rembrandt como ahora se le encarga a Angulo esta colección de imágenes. Esta relación, de ninguna manera es coincidencia, es también la habilidad de un artista para relacionar o intervenir piezas ajenas con las propias; reinterpretación de la imagen y el concepto. Por mucho, ésta es la imagen que define la colección.



LA TERAPIA ITNENSIVA

La mayoría de las imágenes de la colección se caracterizan por cierta pesadez visual, muchos elementos bien balanceados, escurrimientos de colores, transformaciones, contrastes, abstracciones, etcétera. Entre estas últimas, algunas imágenes casi sin presencia humana y como rompecabezas de elementos técnicos e instrumentos médicos y de quirófano, que van construyendo imágenes con susurros de cables y máquinas medidoras de impulsos humanos… de vida.



Esas piezas nos hacen una pausa abstracta para dejar un descanso a la mente envolviéndola en otra dinámica y tocándola con más delicadeza.

Sin embargo, conceptualmente Aníbal nos ataca con una imagen que trastorna, más simple, menos saturada de elementos, colores y formas; la llena, con la fuerza de un gotero, de símbolos que sirven de eje para una gran rueda de la fortuna de interpretaciones: el Cristo muerto sobre la mesa del quirófano.



La obra original pertenece a Hans Holbein, un alemán de principios del siglo XVI (la obra es del año de 1521) y representa al Cristo muerto que yace sobre una plancha de madera cubierta con un manto blanco, otro manto le cubre la cadera y el sexo, sus músculos se ven tensos y sus articulaciones resaltadas. Un cuerpo que se ve fuerte pero estropeado, con los ojos abiertos y dudosos entre la vida y la muerte, la boca como en el momento de la última expiración; no termina y no deja aún ese espacio al vacío que lo espera.



Todos conocemos la agonía y el final de Cristo según la creencia popular, y que nada podría evitarle la muerte ya que estropearía su plan de resurrección. Aníbal traspasa este Cristo a la mesa de operaciones, en una escena que parece el final de una intervención fallida, un cuerpo agredido y abandonado que se desprende de sí mismo, se abandona ante la indiferencia o el lamento de un médico aún ataviado con sus ropas de cirujano. La luz de las lámparas parece absorber al moribundo mientras su pecho se encorva bajo esa atracción. Está solo, abandonado, ante una muerte inevitable y ante el espacio vacío.

EL ALTA

¿Qué sería del arte si no nos transportara a otros estados mentales, si no nos tocara en todos los sentidos y en todos los humores, qué sería si no encontráramos en él nuestros demonios y nuestras benditas faltas, si no lo tuviéramos de asidera y de grillete para llegar al lugar donde finalmente nos reconozcamos?

miércoles, 8 de junio de 2011

Paisajes para zarpar un día Pintura

                                  Paisajes para zarpar un día de Angulo


LAS VITUALLAS

La obra de un artista se refuerza o se desvanece a través del tiempo; al paso de las décadas o hasta los siglos, echan raíces, permean o se difuminan entre el resto de los hechos de la vida cotidiana del ser humano. Lo mismo puede suceder con la trayectoria de un creador; al paso de los años se confirma su madurez, se apuntala a sí misma o termina demeritando una vida de trabajo que no encontró sentido o dirección.
El caso de Aníbal Angulo, y procurando no caer en la obviedad de la importancia de su carrera, es de los primeros: de los que toman fuerza en sí mismos y se impregnan en la identidad de una comunidad; de los que se vuelven referencia obligada. El pilar de su trayectoria es la fotografía, inscrito ya en la historia fotográfica mexicana, tanto como autor, como “activista” en la formación de instituciones como el Consejo Mexicano de Fotografía.



En la época en que realizó mayor trabajo fotográfico fue un innovador y artista visual de vanguardia. A pesar de que hoy se le reconozca más como artista plástico, su trabajo actual no está desligado de su trabajo fotográfico, al contrario, podríamos encontrar una evolución y transformación en la que va soportando su trabajo actual con su propia historia. Se impone una labor de archivo y retrospectiva que nos enriquezca la visión de su trayectoria y nos facilite un análisis crítico y nutritivo. Finalmente es uno de los artistas plásticos más productivos y de los más importantes en la historia sudcaliforniana.

EL MUELLE

Paisajes para zarpar un día es el trabajo plástico más reciente de Aníbal (diciembre 2009); actual, como normalmente es su trabajo. Es decir, sin importar lo conceptual, figurativo o referencial que pueda ser, sus temáticas y preocupaciones siempre están ligadas a su presente, a su tiempo y espacio. En este caso, su preocupación por el paisaje.
Esta colección es un acercamiento formal a la interpretación del paisaje que lo rodea, que de pequeño lo cobijó y que ahora percibe afectado. Es un paisaje que Aníbal ha observado y vivido durante décadas, no es una mera observación superficial sino la aprehensión de una geografía ligada íntimamente con su vida personal. Hay un filtro temporal que aplica a su obra, virtud que sólo el artista con tantos años de trabajo puede utilizar.
No hay un cambio significativo respecto a sus trabajos inmediatos anteriores. Formalmente, la intención del trazo, la paleta de colores son similares, identificables de primer impacto. Pero hay una variante que lo enriquece: el paisaje se hace reconocible. Es decir, dentro de la abstracción alcanzamos a ver el mar, las rocas, la playa, el cielo… el movimiento. Con esta colección nos sorprende y además nos facilita la contemplación de su obra anterior.



En ese sentido me recuerda la última obra expuesta de Manuel Álvarez Bravo: Variaciones. Este fotógrafo, en la etapa final de su vida (a los 97 años) seguía siendo productivo, pero más importante aún, seguía siendo propositivo. En la serie Variaciones nos mostraba espacios íntimos desde un punto de vista que iba discriminando y acercándose casi al borde de la abstracción, o en sentido contrario. Así entendí el trabajo reciente de Aníbal: fue como dar unos pasos hacia atrás para salir de la abstracción de la cercanía y encontrar el paisaje más fácilmente reconocible, y de golpe, entendí mucho de su trabajo anterior con el que no había logrado conciliar (aunque entender más claramente las intenciones del autor no interfiere en la calidad del trabajo, pero sí en nuestra capacidad de asimilarlo). De hecho, gran parte de mi fascinación por el trabajo de Aníbal Angulo viene de esos baches en los que no coincido, no todas sus piezas me gustan, no creo que tenga el mismo dominio sobre todas las disciplinas sobre las que construye su trabajo, pero me atrapa el hecho de su búsqueda constante y su visión de ciento ochenta grados.

Esta nueva reinterpretación del paisaje en el que Aníbal se embarca me da la sensación de que no lleva brújula: para zarpar… un día, sin rumbo fijo, para perderse en esa línea interminable de la costa de la California que quiso ser isla. Este trabajo se convierte en un manifiesto sobre la propiedad, la transculturización, la invasión y el malinchismo sin necesidad de quemar banderas o de huelgas de hambre. Tiene claro el autor del poder y la influencia que tiene el trabajo artístico cuando se realiza con calidad, con coherencia y madurez; así que al mismo tiempo que muestra su paisaje atemporal, la playa en la que construyó castillos hace medio siglo, hoy nos lo restriega en la cara para convocarnos a su lucha por la propiedad emocional de la tierra.


LAS AMARRAS
“El arte es lo único que nos lleva de la animalidad a la espiritualidad” – dijo el autor en la ceremonia de inauguración. No coincido estrictamente con esa afirmación pero sí con la intención que lleva detrás; me parece que fue un llamado a los artistas a comprometerse verdaderamente con su trabajo y a asumir su importancia y sus consecuencias.


Aníbal Angulo es un artista que ya está más allá de probarse a sí mismo, con un trabajo congruente y de indiscutible madurez. Al asistir a una de sus exposiciones o encontrarnos con su obra debemos esperar total calidad, nada menos. Una trayectoria de décadas que ha convertido su trabajo en referencia obligada, en influencia viva y perfectible pero siempre en la vanguardia.









lunes, 11 de abril de 2011

playa "El pulguero"

Hace millones de años la península de Baja California se separó del macizo continental y ha permanecido casi igual desde entonces. Sin embargo, la globalización y los grandes intereses económicos, principalmente de EU, están destruyendo la conformación original de paisaje para dar paso a hoteles y residencias de super lujo. El pulguero es una playa al norte de la ciudad de La Paz, que afortunadamente se ha resistido ha ser destruida. El camino para llegar a ella está siendo construido para  comunicar a desarrollos turísticos cercanos y lamentablemente no va a pasar mucho tiempo para que esta playa pierda su belleza natural. Estas fotos las tomé hace menos de un mes acompañado de Carlos Contreras






















miércoles, 6 de abril de 2011

Ángulos de Guanajuato

El año pasado, en la segunda reunión de jóvenes creadores realizado en Guanajuato, en la que fui tutor no becario, por supuesto, una tarde después de los trabajos, salimos a caminar si rumbo fijo, y por inercia  fui tomando fotos, de las que cualquier turista puede tomar sin pretensión alguna, sólo por usar la cámara. Al llegar a casa me encontré con un cerro de imágenes sin un propósito definido y entonces me dije ¿que puedo hacer con ellas? Y me puse a jugar , como hacía mucho no lo hacía, corté, pegué y alteré sin pretensión alguna. Véanlas pues como un simple entretenimiento. Ejercicio que me llevó después a desarrollar la serie "La vida baila..."que está en este mismo blog.