Artista Plástico

lunes, 4 de febrero de 2019



LA ARRIBAZON
Las tortugas arriban, preñadas, a las arenas sin tiempo de nuestra memoria. Arriban desde el mar de la imaginación creadora de un artista que se ha sumergido en los misterios vitales para contemplar como desovan las tortugas sus metafóricos huevos de oro que han de romperse ante la sorpresa de nuestros sentidos.
Aníbal Angulo, fotógrafo, pintor, grabador, con una larga y prestigiosa trayectoria dentro de las artes plásticas mexicanas, nos ofrecen hoy su serie de grabados “La arribazón de las Tortugas”: sueños marinos trazados sobre la placa, delineados con la sensibilidad de quien nació frente al mar, allá en La Paz, Baja California Sur.
Aquí vienen las tortugas comandadas por la Luna para depositar en las playas solitarias los preciados huevos que han de perpetuarlas si no interviene la mano depredadora del hombre, que casi las aniquila sin saber que con ello extinguiría un milenario milagro de vida y supervivencia a lomos de mar y de arena.
Las ha captado, las ha grabado; ha plasmado sus miradas lánguidas y nostálgicas, sus pasos de tortuga sin prisa, su longevidad a prueba de bombas de tiempo, sus caparazones donde han de ocultarse para que nadie interrumpa sus sueños líquidos, su primigenias formas de hermosos seres que solo una estética deformada y limitada puede juzgar de monstruosas. Helas aquí, arquetipos de la sabiduría, símbolos de la paciencia, la serenidad y la cautela, metáforas del tiempo. Caguamas, careyes, galápagos de inmemorables océanos.
¡Ya llegan! ¡Aquí vienen los oceanautas convertidos en tortugas! ¡Hierven las arenas que han de incubar los huevos! ¡Es una arribazón a los espacios del arte! ¡Una tremebunda arribazón de tortugas que nos preñaran de fantasías para siempre!
GERMAN RODRIGUEZ 1986 México D.F














La Arribazón
Armando Torres Michúa

La naturaleza ha sido habitualmente el punto de partida de las imágenes artísticas. Aníbal Angulo, fotógrafo, pintor y grabador bajacaliforniano, no solo mira el entorno natural para comunicar sus preocupaciones sobre los trastornos que el hombre causa a los sistemas ecológicos, sino para al mismo tiempo, dar una serie de recreaciones plásticas por medio del grabado. Esta vez, de nuevo toma un animal en peligro de extinción: la tortuga. Y con ella nos enseña, en forma lúdica, las múltiples maneras de verlas, de convertirlas en una zoología fabulosa digna de los cuentos infantiles, de los mitos populares y, por supuesto, de la transformación artística.
Pretexto temático para un ejercicio tanto formal como conceptual, nos introduce en la mudanza de significados que este milenario animal ha logrado adquirir en nuestra cultura: erotismo, sabiduría, conocimiento… Para ello, emplea una variada gama de recursos, de la imaginación y de las técnicas del grabado: Tortugas camuflageadas o miméticas con el paisaje, atigradas por las manchas de su caparazón, aplastadas, expectantes, agitadas, de extraños cuellos serpentinos o que comparten su vivienda natural. Todo eso para da cuenta del misterio, de las apariencias, de la transmutación de la imaginería en símbolos gracias al poder de la imaginación.
Este artista al grabar no muestra lo que ve, lo transforma y lo trastoca. De ahí los recursos informales como manchas, rayones y ejemplos sígnico-decorativos de acentos textuales, al igual que el acierto en el manejo de los contrastes, los diversos tratamientos del espacio donde viven o, a pesar de la insistencia en la bicromía acromática, los efectos visuales de los toques de color y de la combinación de las técnicas del huecograbado.
Aníbal Angulo comprende con sagacidad las distinciones y las opulentas posibilidades de los diferentes medios artísticos que emplea lo que se comprueba en el acierto de su comprensión de lo peculiar de cada uno de los lenguajes como los que propone sus trabajos.

1986.